jueves, 9 de diciembre de 2010

Ay! me voy otra vez, ahi te dejo Madrid...


Hoy es un día de esos en los que no apetece nada. Ni salir de casa, ni quedarse en ella. Ni televisión, ni radio, ni siquiera ordenador. Ni comer dulce, ni salado, y ya puestos ni comer. Pero igual por simple vagancia. No apetece hacer algo provechoso ni sin ser de provecho. Un día de esos en que cada cosa que recuerdas te saca una sonrisa y al tiempo te vienen recuerdos, que mejor que se quedaban en casa. ¿Sabes de qué tipo de día te hablo?

Madrid, te has quedado a unas cinco horas de aquí, el mundo ha girado tan fuerte que me ha devuelto a mi nube bilbaína. Y la verdad, ya tenía ganas de que el puente se acabara, ya tenía ganas de volver a mi casa... Pero no a la de Bilbao, esta vez a MI CASA. He echado en falta algún abrazo de mi madre, alguna broma de mi hermano. Estas dos semanas que me quedan, serán eternas.

De todas formas creo que pocas cosas podrían mejorar este puente, aunque sí alguna... Pero la principal estaba a millones de kilómetros. O algo así.

Han sido unos buenos días, que recordaré siempre. Quería encontrar conclusiones, pero se han quedado todas en Madrid escondiéndose de mí. Es lo malo de no querer abrir los ojos, que se cierran tan fuerte que cuando la luz te da en ellos, escuece.

Y bueno, me queda dar gracias una vez más a esa persona que no se cansó de mí en Madrid, que me aguantó todo, y que me presentó la ciudad. Por que creo, o más bien tengo claro, que sin ella no habría sido lo mismo. Porque no encontré conclusiones, pero he desconectado como hacía tiempo que necesitaba. Gracias.

Y con esto ya me despido. Dejando a Madrid lejos de aquí, con todo lo que ello conlleva.

Alba.